Cuando me llegue la hora estoy convencido de que voy a ir al cielo. A mis amigos que aquí en la tierra tan bien se han portado conmigo haré todo lo posible para que en dicho momento me acompañen.
Algún incrédulo se resistirá, pero con la fuerza de persuasión que me caracteriza casi aseguraría que cambiaría de opinián, y cuando ambos llegáramos al más allá, como yo entraré primero le presentaré a los que allí se encuentren, los cuales en el "mundo Tierra" tuvieron conmigo tan buena relación. A mi amigo o amigos que hayan decidido acompañarme tendré que verme obligado a sugerirles que no teman, que con sólo un paso adelante llegarán a gozar de la verdadera felicidad, la que en la Tierra no tuvieron completa.
Unos por ser ambiciosos pensando siempre en el bienestar que suele proporcionar el dinero; otros porque estuvieron obcecados en poseer grandes extensiones de tierra.
Pero el que esto escribe deja patente que algunas damas puede que me echen de menos, en especial viendo con cierto infundado egoismo que ya de mí no podrán recibir caramelos. Pero ellas no saben que desde las alturas donde me encuentre con mis amigos pediré constantemente por ellas, y a mí los que mandan me escuchan.
Teniendo en cuenta que he pasado en vida por trances difíciles y muy comprometidos, y de todos ellos he salido triunfante, también espero que de éste que tengo ahora a la vista lo resuelva en pro de una vida más justa.
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