martes, 13 de julio de 2010

HECHOS VIVIDOS (IX)




Cuando habían trascurrido
cuatro años del alumbramiento,
la esposa con gran sentido
tuvo feliz un segundo nacimiento.

Fue motivo de alegría
este fausto acontecimiento,
pues la señora no podía
atenderlo todo de momento.

Estos hechos de índole familiar
precariamente el esposo sobrellevaba,
con algún apuro y pesares
porque su tiempo el trabajo ocupaba.

A medida que el tiempo pasaba
fue preciso nuevo habitáculo,
porque ya el espacio quedaba
como si fuera un tabernáculo.

En el intervalo de varios años
el cambio de su domicilio
para los esposos fue subir peldaños
y gran mejora de su idilio.

La relación familiar
se conllevaba estupendamente,
porque se trataba de amar
entre esposos conjuntamente.

Cuando un hijo tuvo once años
y el segundo alrededor de siete,
vino al mundo otro de los retoños
también varón y muy majete.

En este puntual momento
la esposa tenía treinta y cinco,
el marido cuatro más y sin tormento
proponiéndose no llegar a tener el quinto.


(En la fotografía, José, Ignacio y Francisco Alonso Sánchez.
Diciembre de 1.968)

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