Llegó la hora crucial
del servicio militar,
lo alistaron puntual
y fue preciso marchar.
Durante el año y medio que duró
esta ineludible obligación,
el chico ni un solo día dejó
de cumplir el trabajo y la oración.
Llegado el final de esta etapa
le vino con gran satisfacción
lo que para él había sido una lata
por tan singular dedicación.
Nos referimos a la licencia
del servicio militar
que le vino con urgencia
por recomendación especial.
Intervino para ello un sacerdote
que con el Coronel habló,
a fin de que pudiera darse el bote
y fulminante la orden llegó.
En el período que hemos comentado
el chico comenzó a prentender
a una moza que le habían presentado
al salir un día del cuartel...
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