martes, 1 de junio de 2010

SÍNTESIS DE HECHOS VIVIDOS DURANTE CINCO DÉCADAS

La conocí en un pueblo de Andalucía
cuando frisaba los quince años de edad,
sintiéndome atraído como una utopía
por su elegante garbo y mocedad.

Ella manifestaba gran timidez
cuando se cruzaba en mi camino
porque yo la observaba con altivez
demostrándole gran dosis de cariño.

A medida que pasaba el tiempo
se sentía más ilusionada,
al comprobar con mucho tiento
que al chico también le amaba.

Estas iniciativas que en el amor surgen
en una temprana edad,
son motivo de que antes o después ofusquen
a los que llegan a la pubertad.

Aunque el contacto personal era escaso
pero muy frecuente en el mirar distante
nunca pensamos que lo nuestro sería un fracaso
porque esta ilusión fue siempre fascinante.

Durante mucho tiempo bastaron nuestras miradas
para que con inusitado ardor
se unieran sentimientos e ilusiones muy marcadas
hasta lograr el sincero y verdadero amor.

Pero un día muy lejano
este chico se ausentó,
y lo hizo muy apenado
porque a la chica abandonó.

Se produjo sin despedida
lo que su pena ahondó,
porque fue su preferida
el tiempo que la conoció.

Desde el lugar de destino
al llegar le envió una misiva,
supliendo aquel desatino
de tal despedida pasiva.

Al cabo de muchos años
el chico tuvo conocimiento
que la despedida de antaño
no llegó nunca a su aposento.

En aquel lejano lugar
donde el chico se ubicó,
fue una constante el pensar
en la chica que tanto amó.

Para ratificar este hecho
no hay más que leer sus memorias
en las que dedica gran trecho
a la chica con quien pasó días de gloria.

A partir de ese momento
la relación existente
sin motivo cruento
se pierde permanentemente...

(continuará)

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